Traducción y adaptación de Rubén D. Arvizu. Click here for the English version.
Muhammad Ali era fuerte y saltarín
y con el Vietcong no quería ser un malandrín.
Siempre tenía poemas o chistes ocurrentes
sobre dónde iban a aterrizar sus oponentes.
Le decían el “bocón de Louisville”
Y fue campeón del mundo sin ser servil.
Que tenía valor, eso nadie lo dudó
y a gigantes del ring bien que los sacudió.
A las filas del ejército fue convocado
“No, gracias.”, contestó al llamado.
Con los vietnamitas no tenía problema
“no iré a esa guerra”, fue su lema.
El matar le impedía su religión
y el gobierno ordenaba aniquilar al vietcong.
Su bien ganada corona se la quitaron de un plumazo,
lo amenazaron con cárcel y lo llamaron payaso.
A pesar de todo, a sí mismo fue siempre fiel,
sus creencias más profundas eran dogma para él.
Al final, mi héroe que estaba lleno de lodo
la Suprema Corte lo exculpó de todo
Muhammad Ali era fuerte y saltarín
y con el Vietcong no quería ser un malandrín.
David Krieger es Presidente de la Nuclear Age Peace Foundation
Ruben D. Arvizu es Director para América Latina de la Nuclear Age Peace Foundation