Por David Krieger
Traducción de Rubén D. Arvizu
Donald Trump y la Bomba atómica tienen casi la misma edad. ¿Cuál de esto resultará ser más destructivo.? Es algo que queda por verse, pero la combinación es aterradora.
Trump nació el 14 de junio de 1946, menos de un año después del primer y, hasta ahora, único uso de armas nucleares en la guerra. Dada la sorprendente elección reciente de Trump como presidente de Estados Unidos, su destino y el de la bomba están a punto de entrelazarse peligrosamente con el destino de toda la humanidad.
El 20 de enero de 2017, Trump será juramentado como el 45.o presidente de los Estados Unidos, y le serán entregados los códigos nucleares y el poder de lanzar el arsenal de EEUU, que está compuesto de cerca de 7.000 armas nucleares. Un oficial militar siempre estará cerca de Trump, llevando los códigos nucleares en un maletín conocido como el “fútbol”. ¿Qué presagia esto para la civilización y el futuro de la humanidad?
Lo Positivo Singular
La propuesta de política más positiva que Trump traerá a la mesa como presidente es su deseo de mejorar y fortalecer las relaciones entre EE.UU. y Rusia, que se han deteriorado en los últimos años. Este es un signo esperanzador que podría llevar a renovar los esfuerzos de los dos países para reducir sus arsenales nucleares y revertir los planes actuales para modernizar este armamento.
Lo Negativo Numeroso
El comportamiento de Trump durante la campaña presidencial fue francamente errático, aparentemente basado en discernibles rasgos de personalidad, incluyendo narcisismo, arrogancia, impulsividad, y una falta de previsibilidad. Si estos rasgos proporcionan una caracterización justa de la personalidad de Trump, ¿qué sugieren para su control del arsenal nuclear estadounidense?
El narcisismo de Trump parece reflejarse en su necesidad de ser aceptado y tratado positivamente. Durante las primarias de la campaña presidencial, si otro candidato lo criticaba, Trump respondía con críticas aún más fuertes hacia su atacante. Por otro lado, si alguien alababa a Trump, él respondía con alabanza. Esto resulta en la creación de una espiral en una dirección positiva o negativa. Una espiral negativa puede salirse de control, lo que sería alarmante con respecto a cualquier persona con la mano muy cerca del botón nuclear.
Su narcisismo también se refleja en su necesidad de tener razón. A pesar de que se dice que Trump no lee mucho y tiene un rango limitado de experiencia, siempre asegura de que tiene razón y despreocupadamente afirma que sus posiciones son correctas. En un momento, por ejemplo, argumentó que sabía mucho más que los líderes militares acerca de la persecución y derrota de ISIS. La seguridad con la que se empecina en estar correcto parece también estar arraigada en la arrogancia que refleja su inseguridad fundamental. Esta inseguridad y su creencia en su propia rectitud, cuando se combina con su éxito en hacer dinero, le lleva a ser autosuficiente en su toma de decisiones, lo que podría resultar en que tome riesgos ante amenazas o el uso de armas nucleares. Él lo dijo en el programa Morning Joe de MSNBC, “Mi consultor principal soy yo mismo.” Aunque esto puede hacer que el consenso sea simple la gama de perspectivas es peligrosamente estrecha.
Otros dos rasgos de su personalidad también podrían hacer más posible que Trump decida usar armas nucleares: su impulsividad y su falta de previsibilidad. Impulsividad no es un rasgo que se elija para una persona con el poder de lanzar el arsenal nuclear de los EE.UU. Cuando se trata de decidir usar la bomba, una personalidad que es tranquila, clara y razonable inspira más confianza en que la precaución sería empleada. La falta de previsibilidad también inspira desconfianza de que el Presidente Trump se abstendría de responder con fuerza abrumadora cuando esté en una espiral negativa y pierda la paciencia con un país o una organización terrorista que esté desafiando a Estados Unidos, lo que él podría interpretar como un reto personal.
¿Cuál es su posición?
En muchos temas, incluyendo el uso de armas nucleares, no está claro cuál es la posición de Trump, debido a sus declaraciones contradictorias. Esto es lo que dijo Trump en marzo de 2016 en un evento público de preguntas y respuestas cuando el anfitrión Chris Matthews le preguntó si consideraba usar armas nucleares:
Trump: “Yo sería el último en usar las armas nucleares, porque eso es como el final del juego de pelota”.
Matthews: “Entonces, ¿puede sacar el tema de la mesa ahora? ¿Puede decirle al Medio Oriente que no usaremos armas nucleares contra nadie?”
Trump: “Nunca diría eso, nunca quitaría ninguna de mis cartas de la mesa”.
Matthews: “¿Qué dice de Europa ? no la usaremos en Europa”.
Trump: “No retiro la posibilidad para nadie”.
Matthews: ¿Podría usarlas en Europa?
Trump: No. Creo que no, pero no voy a sacar las cartas de la mesa, no voy a usar armas nucleares, pero no voy a sacar las cartas de la mesa.
Trump también dijo que acabaría con el acuerdo negociado por los Estados Unidos y cinco de sus aliados con Irán, y sin embargo recientemente pareció decir que abandonaría la idea de terminar el acuerdo de Irán por ahora. También dijo que alentaría a Japón y Corea del Sur a desarrollar sus propios arsenales nucleares para bajar los costos para EE.UU., y luego ha negado que alentaría la proliferación nuclear a sus aliados (aunque lo dijo). Apoya la modernización del arsenal nuclear estadounidense, mientras se queja de los gastos presupuestarios. Presumiblemente, se propone seguir adelante con el plan de modernización nuclear de 1 millón de millones de dólares.
Conclusión
Quizás el positivo deseo singular de Trump de mejorar las relaciones deterioradas entre Estados Unidos y Rusia podría conducir hacia un mundo libre de armas nucleares. Mucho dependerá de quién elija Trump para puestos clave del gabinete, pero aún más dependerá de sus consultas con su asesor clave (él mismo).
El que tanto poder sobre el arsenal nuclear estadounidense se coloque en las manos de un hombre – cualquier hombre – es un mal presagio para el mundo y socava completamente el poder de guerra otorgado por el Congreso en la Constitución de los Estados Unidos. Y si el hombre en cuestión debe ser Donald Trump, con todos sus defectos personales, eso desafía a los Estados Unidos y al mundo como nunca antes en la historia de la humanidad.
David Krieger es Presidente de la Nuclear Age Peace Foundation (www.wagingperace.org) Es autor y editor de
muchas obras sobre la paz y la abolición de las armas nucleares, incluyendo “Hablando de Paz: Citas para inspirar
acción.”
Rubén D. Arvizu es Director para América Latina de NAPF, Director General de Comunicaciones Internacionales de WorldArcticFund y
Director General para América Latina de Ocean Futures Society.
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