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Antes del catastrófico derrame petrolero de la British Petroleum en el Golfo de México, hubo voces de ambientalistas que advertían que las perforaciones mar adentro están llenas de riesgos – riesgos exactamente del tipo de daño ambiental que está ocurriendo. Los comentarios fueron recibidos con burla por muchos que corearon consignas como “¡Perfora, cariño, perfora”. Ahora está claro que quienes gritaban “¡Perfora, cariño, perfora” es una multitud necia y codiciosa. El bienestar económico de las personas en y alrededor de la costa del Golfo ha sido gravemente dañada y, para algunos, destruida por completo. La vida acuática y de los estuarios, en el Golfo y más allá, ha sido víctima de un desastre ambiental que hubiera sido previsible con un poco de visión e imaginación.
Albert Einstein llegó a la conclusión de que “La imaginación es más importante que el conocimiento.” Él dijo que “el conocimiento se limita a todo los que hoy conocemos y entendemos, mientras que la imaginación abraza el mundo entero, y todo los que alguna vez sabremos y entenderemos.” Intentemos aplicar nuestra imaginación a las armas nucleares y la guerra nuclear. Éstos son algunos de los escenarios:
Escenario 1: Al Qaeda logra lo que la mayoría de los comentaristas cree que es imposible. Obtienen los materiales para varias armas nucleares y contratan a científicos para construir primitivas armas nucleares. Estas armas son detonadas en Londres, Nueva York y París en pocas horas una tras otra. Millones yacen muertos y heridos. Los mercados bursátiles del mundo se desploman. Antes de los ataques terroristas nucleares, las personas que advirtieron de tal posibilidad fueron objeto de burlas.
Escenario 2: La disuasión nuclear fracasa totalmente, y la India y Pakistán inician una guerra nuclear por Cachemira. El centenar de ojivas nucleares detonadas en las ciudades de India y Pakistán dejan millones de muertos y disminuye la temperatura global a tal grado que se reducen significativamente el tamaño de las zonas agrícolas en donde los alimentos se pueden cultivar. La pérdida de cosechas deja cientos de millones de personas muriendo de hambre. Antes de la guerra, la gente que advirtió de tal posibilidad fue objeto de escarnio.
Escenario 3: Una guerra nuclear comienza con un lanzamiento accidental de un misil con armas nucleares por parte de Rusia, seguido por un ataque de represalia por los EE.UU., que ocasiona más represalias de Rusia, y por supuesto más de los EE.UU.. Antes del lanzamiento accidental, poca gente creía que un accidente tan catastrófico y la represalia fueran posibles. En su secuela, el escenario parece demasiado factible. La gente ahora se da cuenta que los dispositivos a prueba de fallos para evitar lanzamientos accidentales fracasaron, pero los que preveían este peligro y advirtieron al respecto, fueron víctimas de burlas sangrientas.
Escenario 4: El líder norcoreano Kim Jong-Il lanza un ataque nuclear que destruye bases militares de EE.UU. en la isla japonesa de Okinawa. Amenaza con destruir las ciudades de Kyoto, en Japón y Seúl, Corea del Sur a menos que reciba la ayuda para el desarrollo que dice que le fue prometida por Estados Unidos. Los que denunciaban que la continua posesión de armas nucleares por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas daría lugar a la proliferación nuclear, y que dichas armas podrían caer en manos de dirigentes irracionales, fueron denunciados como ignorantes.
Hay muchos escenarios posibles para el inicio de una guerra nuclear y aún quedan muchas justificaciones para su posesión. Los líderes de Estados poseedores de armas nucleares sostienen que sólo son para la disuasión nuclear, es decir, para evitar la guerra con la amenaza de una represalia. No prevén el posible fracaso de la disuasión, a pesar de que reconocen las consecuencias catastróficas de un fracaso. Ellos creen que las armas nucleares apuntalarán el prestigio de un país y le darán mayor poder en el sistema internacional. Muestran con orgullo sus armas nucleares y ponen a prueba sus sistemas de lanzamiento de misiles. Los que argumentan que la disuasión nuclear podría fallar son ignorados por completo.
Los líderes políticos y militares no han cumplido con la proposición de que en todo sistema complejo en el que los seres humanos están involucrados, la falla del sistema es una posibilidad. Han rechazado la idea de esta falla significaría la aniquilación de la humanidad. Los científicos que denuncian esta falta de visión, no son tomados en cuenta. Los ex políticos de alto nivel que advierten acerca de estos peligros, también son objeto de burlas. Incluso algunos jefes militares que se oponen a seguir dependiendo de las armas nucleares, son ridiculizados en público. Los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki, que fueron testigos de primera mano de los horrores de las bombas atómicas, han contado sus historias en un intento de alertarnos sobre el peligro de las armas nucleares, pero sus voces son débiles y poca gente en las altas esferas las han escuchado.
Organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo han declarado su compromiso con un plan urgente para la eliminación de las armas nucleares, y también sus palabras caen en oídos sordos. Pero, al igual que los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki, continúan denunciando porque es lo correcto. Las armas nucleares pueden terminar con la vida en la Tierra tal como la conocemos. Son capaces de destruir la civilización. Una guerra nuclear de grandes proporciones, sería el fin de la especie humana. Incluso una guerra nuclear limitada o aún accidental, aniquilaría ciudades y países.
Ahora que el petróleo derramado por la British Petroleum en el Golfo de México continúa destruyendo el océano y el medio ambiente circundante, tal vez sea demasiado tarde para preguntarnos si vale la pena el riesgo de seguir perforando mar adentro Es evidente que no.. Sin embargo, todavía no es demasiado tarde para plantear la cuestión de si por la continua dependencia de las armas nucleares, vale la pena arriesgar la supervivencia de las generaciones futuras.