Traducción por Ruben Arvizu.
Click here for the English version (originally published by Truthout).
Las guerras del siglo pasado han ofrecido lecciones importantes para la paz. Entre ellas se encuentran:
Las guerras nacen en la mente de los hombres (y mujeres) y se basan a menudo en las mentiras de los líderes.
Las guerras se producen cuando no son esperadas en absoluto.
Los políticos y los generales mandan a los jóvenes a luchar y morir.
Las guerras pueden consumir generaciones enteras de jóvenes.
Las guerras no son heroicas, son sangrientas y aterradoras.
Las guerras de ahora matan más civiles que combatientes.
Matanzas a larga distancia y drones hacen que las guerras sean mucho menos personales.
Cualquier guerra de hoy conlleva el riesgo de una conflagración nuclear y el omnicidio (la muerte de todos).
Los términos de la paz después de una guerra pueden plantar las semillas de la paz o las semillas de la próxima guerra.
Las mejores maneras de prevenir la guerra ilegal son la lucha no violenta y hacer a nuestros líderes responsables de los crímenes de Nuremberg: crímenes contra la paz (la guerra de agresión), los crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad.
Desgraciadamente las lecciones dadas, no se traducen necesariamente en experiencia adquirida. Los filósofos han advertido que debemos aprender las lecciones del pasado, si vamos a aplicarlas en el presente y cambiar el futuro. En un mundo con armas nucleares, el problema se hace aún más urgente. Como Einstein advirtió: “El poder desencadenado del átomo ha cambiado todo excepto nuestra forma de pensar y por lo tanto vamos a la deriva hacia una catástrofe sin precedentes.” Hoy en día, el aprendizaje de estas lecciones para la paz y el cambio de nuestros modos de pensar para ponerlas en práctica son necesarias para asegurar de que exista un futuro.